Homuscaria

Ya estoy harto. Hace meses que no puedo tener una conversación con alguien. Quedamos pocos, y de los pocos que quedamos, aún somos menos los que podemos entablar una conversación coherente. Vivimos aislados en un mar de basura y mierda, somos nómadas, y estamos olvidando el lenguaje, y con ello la razón; perdemos la memoria. Es como evolucionar hacia atrás. Como si la naturaleza nos estuviera cobrando algo.

La era del homosapiens sapiens y su inexorable voluntad consumidora poco a poco fueron destruyendo el balance en el mundo hasta que ya no hubo más que hacer; hasta que llegamos al punto de donde no se puede regresar. Tal vez ahí empezó la de evolución. Al principio se nos hizo fácil partir el vórtice de basura y habitarlo para flotar sin rumbo en esas aguas que ya no podían llamarse mar debido a su toxicidad. Ya para ese entonces éramos pocos… no pocos “homo sapiens”, sino pocas especies vivas. Sólo quedábamos nosotros, algunos insectos y la microfauna.

Entre todos hacíamos lo que podíamos para revertir lo irreversible. Pero ya nada importa, soy la persona más “inteligente” que he conocido desde que nací, y tengo un intelecto pueril; si bien me va. Creo que ya no podemos llamarnos homo sapiens. Somos homuscaria y somos lo que queda de la orgullosa civilización humana.

Apuntes de Melogramática

Lo siguiente es una transcripción de una noche en la que un par de habitantes de la contradicción festejaron a sus neurotransmisores. Fue un ejercicio lisérgico que los vio amanecer. En la melogramática el orden es tan importante como el desorden.

Recorridos nocturnos con pesticidas poéticos.
Quieren salir sintéticos o dietéticos
pero saldrán heréticos y herméticos.

Heurísticos
Dialécticos.

Vamos, vamos. Comienza sin esos flótins.

Yergo – lergo – tergo
Enciende la máquina de hacer
y ponte melogramático.

medio-medio. Escribo, describo.
Una figura enmudecida,
“una mueca de payaso aficionado.”
El olor a 6 de la mañana,
ferias de destrucción masiva,
lugares comunes para galaxias distantes.
El sonido de la arena recorriendo tu enlodado torrente.
Mole de ojos.

En contexto de herejía,
galletas marías preñadas de acertijos;
lapidadas por respuestas sentenciadas con krayolas
(sin tóxicos).
Las krayolas no deben mezclarse con adjetivos rococó,
zumbantes y difamantes.
¡Rompe esa galleta, rompe esa galleta!!
Que suscriban miradas infinitas, decadentes y silentes.

cesi n’est pas un cheese.

Hínca,
Hínca el diente en el sudor de tu vieja dentadura.
Espontáneas pretenciones de combustión
que colgamos en el refri de un ego inexistente.
Lame el ojo de la pornografía
el duende lelo que busca al policía del karma
y sus pretenciones ociosas.
Desintegra el Zeitgeist de la dispersión.

Plastiquito incandecente:
tus plumones le quitan el THC a la mora.
Suda el upbeat de maderas rabiosas
de botulismo en el mapa de algún tristicerco.

Lo místico no está tan mal
si lo acompañas de fresas con crema
en la marquesa.
Aunque se caga tu juego.
A veces.

¡Más desorden!
Con orden y desorden que des-ordena lo ordenado
para arreglarlo recursivamente.
Escritura tridimensional con triple Kong.

congal

Que si la raja, la paja. Tu discurso qué…
si no hay paja no hay raja.
Ojo de hiena con visión sanguínea que nada en lugares comunes.

Al diablo con la imposibilidad autoreferencial.
Ácidos prolíficos engarzan axones,
así que no me vengas con protestantismos, protozoario.

picos y palos y resultados

¿A quién no le gusta la vena? A vena.
Todos ven a vena como Avena:
suavena con su arroz. Exacto: oatmeal.

No:
canalicemos a Hokusai
denle una pluma a todos
resultados
escribir bien
al diablo con la imposibilidad autoreferencial.

Ojo de ninja,
porque el orden es importante, fiera;
¿el viejo juego dialéctico del
far-away-so-close?
tele…

Todo

Yo soy tú, soy él, ella, esa y eso.
Aquello y todos sus parientes también.
Soy nosotros, ustedes y ellos,
aquellos y todos.
Todas, Todo y Toda y to y t y Somos.