Aterrizaje forzoso

Una mosca se estrella contra la ventana. Primero queda volteada un rato, de cabeza. Cuando logra regresar a su posición normal sobre la superficie, realiza diversas pruebas: chequeo de cabeza, movimiento y respuesta; revisión de patas, una por una; limpieza de alas, de varios tipos y en repetidas ocasiones; limpieza de probóscide y pruebas de rotación en piso con movimientos laterales súper veloces. Juego de inclinaciones y muelleo. Después, se quedó mirándome para hacerme caer en cuenta de que llevaba más de diez minutos observándola. Muchos más de los que me ha tomado escribir esto. Un reboot absoluto.

La mosca sigue ahí y yo no puedo evitar pensar en Monterroso.

Calculo que van veinte minutos. Comienzo a preocuparme por ella. O se metió un mega putazo, o las moscas desperdician mucho de su tiempo, en relación a lo que viven.

Ahora empieza a llover y yo estoy ya intrigado. Comienzo a sentir una empatía casi familiar (en el sentido taumatúrgico) y siento que voy a observar a esta mosca hasta sus últimos días, y la voy a enterrar o a hacerle un funeral vikingo, aprovechando que estamos en el mar. Estoy pensando en esto del familiar cuando, como decía, empezó a llover y otra mosca aterriza también de manera un tanto forzada pero sin daños. Esa se fue, la original sigue aquí.

Empiezo a dudar de sus motivos y a cuestionar sus verdaderas intenciones. La antropomorfización está ya en esos niveles. ¿Por qué me sigue viendo sin moverse? ¿Podré filmarla? ¿Y si se asusta? ¡Fílmala, que si no se asusta va a delatar su identidad como espía! It’ll blow its cover.

Ya dejó de llover; una de esas lluvias playoselváticas que empapan y dejan camino para el sol. Un sol que al golpear las alas de mi nueva amiga hace que resplandezcan.

Cambia de posición, saluda al sol con un movimiento de limpieza de probóscide y cabeza; se inclina y mueve las patas como si estuviera en sus marcas para correr los 100 metros planos.

Al final pasó tanto tiempo, que decidí grabarla. Mi teléfono estuvo a 5 cm o menos del insecto aturdido que, al final, sí pudo volar para regresar a sus asuntos de mosca, como la mierda y así. [tengo un video súper dramático, pero pesa demasiado, así es que dejo las screenshots de los momentos claves]

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Las Fugas Degas

Se dice que Degas pintó cinco, únicamente cinco cuadros con una bailarina de espaldas: completamente de espaldas y la mayoría con tutús obscuros o negros; no así la tercera, que viste de amarillo. Porque claro, hay muchos cuadros de los que se podría decir que la bailarina está de espaldas, pero no como estos cinco. Algo hay en la postura y expresiones de las Fugas que produce cierto vértigo en el espectador. Se sabe que estos cinco cuadros se produjeron a lo largo de toda la vida del artista: la primera Fuga data de cuando Degas era muy joven, mientras que la última estaba sobre el bastidor en el lugar donde murió. Se dice que poseer las cinco otorga al dueño un poder explosivo, sin mencionar que sería automáticamente el dueño de la colección de arte más valiosa de la historia que no puede existir.