Kafka se encontró con Einstein en la oficina de patentes, y Einstein le preguntó a Kafka, “¿qué lo trae por aquí?”. Incómodo, por el tono casual de Einstein, Kafka respondió severamente, “nada más voy de paso hacia el juzgado para vigilar mi proceso.”
Einstein se afeitó la cabeza y continuó con su proceso en aquella oficina de patentes tan común.