Category Archives: Poesía

Mecánica

Salgo de vacaciones al taller de Sandra.
He ido tanto a la playa,
como al mar de anticongelante.
Así, gran parte del viaje ha sido
interrumpido por las falsas alarmas.

Faros rotos por nadie
están más bien, fuera de lugar;
pedidos no hechos, o tal vez mala suerte…

Pero no me quejo,
pues al igual que el taller,
no dejo de trabajar;
bien o mal, pero trabajar.
Y sin embargo vivo de vacaciones.

Estoy aquí, en el taller de Sandra
describiendo un día cualquiera
en la desfortuna de una persona normal
que trabaja en todas partes
viviendo de vacaciones.

Hoy mi oficina es el asiento trasero
de una camioneta.
Desmontado y al raz del suelo,
está cubierto de grasa.
Nada importa porque hoy,
este es mi trabajo.
Lo acepto con gusto.

Además disfruto del paisaje,
compuesto por unas baterías
y fierros que podrían servir,
tal vez,
pero que viven en un bote etiquetado como
IN (medio logo)
ORGANICA.
Estos son mis compañeros de trabajo
y me caen bien.

Un ladrillo me interpela
pero estoy ocupado y lo ignoro.
Luego me pregunto cuánto aceite se ha bebido,
y si algún día,
cuando lo que somos hoy ya no esté aquí,
se convertirá en diamante.

Solo de nuevo

Hoy se fue mi gente y descanso viendo a las fragatas voladoras
que cortan el cielo con las patitas de su esmoquin.

El sol acuatiza detrás de un cerro
y encima hay una nube que forma un ángulo
para componer la constelación terrestre del
cocodrilo hambriento.

Unos rayos de luz intensa escurren
del intersticio entre la nube y la montaña;
son de textura brumosa y sabor a naranja.
Soy feliz de estar solo de nuevo.

Carretera

Campo mexicano, congelada inspiración carretera
camuflada en la mimesis atemporal.

Mientras escribes a 150 km/h
el camino se pierde sinuoso entre valles y cerros
que fingen ser áridos pero son delatados
por un verdor que brinca aleatoriamente,
alimentado por raices manchadas por la mano del hombre
que vive vigilado por sus mercancías 
con rigor panóptico.

En este terreno, el cacto es un rey tirano
que desconoce la división de trabajo
porque es dueño de su vida: fruto de su labor.

Playangustia

Estoy de pie en una galería
y el espacio se cierra a mi alrededor
mientras intento entablar una relación
con el cuadro que tengo enfrente.

Cada mañana tomo café con un primo que es hermano
y que desde Barcelona me observa
con ojos de de guitarra hechos de silicona sobre lino.

Ahora platico 
con una amable señora
mientras dos niñas le enseñan a mi computadora
cómo montar su primera ola.
No puedo hacer mas que esperarla con ansia, deseándole suerte.