Aún tengo que trabajar mucho sobre esta idea, pero igual ahí tá.
Puede sonar trillado, pero todo está conectado. Es otra manera de explicar otra idea trillada: que somos una sola cosa. Si bien es fácil entender la idea (como tal; a nivel mental), el argumento que pretendo hacer se extiende hasta el terreno de la física.
He tenido este tipo de ideas desde hace nueve años, pero siguen apareciendo en distintas formas. Este fragmento, por ejemplo, surge después de haber leído un artículo en Wired sobre cómo era posible hacer que una rata de laboratorio moviera la cola con sólo pensarlo, y sin intervención quirúrgica.
Suponiendo que todo se origina por un(os) impulso(s) eléctrico(s) en el cerebro, hay dos maneras en que la comunicación puede ocurrir. Si lo que se quiere manipular es el cuerpo propio, como por ejemplo detener una temblorina, el cerebro manda la señal a través del nervio más cercano pero a partir de ahí, ¿cómo llega a la mano o al párpado? Según yo la información se debe ir pasando a través de las células, tejidos o incluso la sangre. La cosa se complica cuando se quiere actuar sobre agentes externos, pero el método es el mismo: impulso que se propaga a través del cráneo, luego a la piel que está en contacto con; digamos, el aire, y luego esa información que ya dejó nuestro cuerpo se va pasando de molécula a molécula hasta llegar al objetivo.
En el artículo hablan de una brain-to-computer interphase, pero yo más bien creo que el cerebro es la interfaz, y que, a través de esa interfaz podemos ser capaces de incidir en el continuo comunicativo.