Admiro a las cucarachas:
animal digno que vive y pervive
que perdura y dura a pesar de la
miríada de embates y combates.
Tal vez sea porque diario amanezco
con el humor de un insecto enterrado
cuyo sistema nervioso no es
mas que mecánica hidráulica
que tarda tiempo en arrancar.
O tal vez sea porque de hecho
soy un insecto:
un cuerpo hecho de moscas
que de pronto vuelan al unísono para dejar en su estela
un esqueleto de quitina iridiscente; mis palabras,
sonidos atrapados ente granos de arena
que cantan rasgando vellosidades en una garganta seca.
Soy un uróboros que sabe que en el mundo todas las moscas
son comestibles: apetitosas ideas brillantes
en un firmamento hecho de caca.