Se dice que Degas pintó cinco, únicamente cinco cuadros con una bailarina de espaldas: completamente de espaldas y la mayoría con tutús obscuros o negros; no así la tercera, que viste de amarillo. Porque claro, hay muchos cuadros de los que se podría decir que la bailarina está de espaldas, pero no como estos cinco. Algo hay en la postura y expresiones de las Fugas que produce cierto vértigo en el espectador. Se sabe que estos cinco cuadros se produjeron a lo largo de toda la vida del artista: la primera Fuga data de cuando Degas era muy joven, mientras que la última estaba sobre el bastidor en el lugar donde murió. Se dice que poseer las cinco otorga al dueño un poder explosivo, sin mencionar que sería automáticamente el dueño de la colección de arte más valiosa de la historia que no puede existir.