Íbamos en busca de un trago
para ahogar los silencios incómodos.
Pasábamos de bar en bar
sin saber dónde detenernos,
y hasta ese momento,
sin saber de la existencia de los silencios,
platicábamos como viejos amigos.
Íbamos en busca de un trago
para ahogar los silencios incómodos.
Pasábamos de bar en bar
sin saber dónde detenernos,
y hasta ese momento,
sin saber de la existencia de los silencios,
platicábamos como viejos amigos.