Vivo racional
en un estado feral
soy un animal.
Vivo racional
en un estado feral
soy un animal.
Ya veo porqué he estado pensando tanto en fotones. Creo que son la clave para almacenar información, de cualquier tipo, y para moverla. La luz llega a nuestros ojos después de rebotar en los objetos que vemos. Pero también rebotan en nuestros ojos y luego continúan con su camino ¿cierto? ¿O a caso los absorbemos para luego liberarlos transformados en otra forma de energía? En realidad, cualquier opción funciona, pues me quiero aprovechar del carácter especulativo del Bosón de Higgs (BH), para proponerlo como candidato a ser el portador de esta información.
Así, se puede especular que, siendo el BH el portador de la información, los fotones son los que ayudan a propagar esa información. Esto se logra a través del intercambio de BH’s. Pensémoslo así: un rayo de luz rebota en una pared y llega a nuestros ojos para que veamos la pared. Al rebotar en la pared intercambió BH’s, esto es, dejó algunos y recogió otros para luego continuar con su camino hacia los ojos que miran la pared. Cuando llegan a nuestros ojos, es irrelevante que sean absorbidos o que reboten de nuevo, pues independientemente de eso, ocurre un intercambio de BH’s.
Entonces los fotones son en realidad paquetes de información. Supongo que parte de esta información es fenomenológica, es decir, podría haber un código para el color rojo; para llevar la información de lo que se siente percibir el color rojo. Eso explica el sentido de la vista, pero algo similar ocurre con los demás sentidos, sensaciones y sentimientos.
El ser humano es mucha información. No sólo la información que trae en la cabeza, sino toda la información que percibe y la que su entorno exhibe (como los fotones que rebotan en una persona para ser percibidos por otra). Es también su voz y lo que comunica, es su tacto, el cómo se siente y si los seres humanos se atraen, pueden saber a qué sabe otro ser humano. Lo que no se percibe con la óptica son impulsos eléctricos, y los impulsos eléctricos son electrones. El modelo estándar clasifica a los fotones como bosones, los protones hadrones y los electrones fermiones. Tal vez todas esas subpartículas son portadoras de información, tal vez.
Lo que me estoy imaginando es que toda esa información se almacena en fotones (o en las otras subpartículas) y vaga por el universo, rebotando de objeto en objeto y así compartiendo información. Me gusta pensar que al morir, ese último impulso eléctrico que nos recorre, ese último latido y esa última imagen, es información empaquetada y lista para ser compartida con el universo. Realmente no muere; la información no se crea ni se destruye, sólo se transforma.
Salgo de vacaciones al taller de Sandra.
He ido tanto a la playa,
como al mar de anticongelante.
Así, gran parte del viaje ha sido
interrumpido por las falsas alarmas.
Faros rotos por nadie
están más bien, fuera de lugar;
pedidos no hechos, o tal vez mala suerte…
Pero no me quejo,
pues al igual que el taller,
no dejo de trabajar;
bien o mal, pero trabajar.
Y sin embargo vivo de vacaciones.
Estoy aquí, en el taller de Sandra
describiendo un día cualquiera
en la desfortuna de una persona normal
que trabaja en todas partes
viviendo de vacaciones.
Hoy mi oficina es el asiento trasero
de una camioneta.
Desmontado y al raz del suelo,
está cubierto de grasa.
Nada importa porque hoy,
este es mi trabajo.
Lo acepto con gusto.
Además disfruto del paisaje,
compuesto por unas baterías
y fierros que podrían servir,
tal vez,
pero que viven en un bote etiquetado como
IN (medio logo)
ORGANICA.
Estos son mis compañeros de trabajo
y me caen bien.
Un ladrillo me interpela
pero estoy ocupado y lo ignoro.
Luego me pregunto cuánto aceite se ha bebido,
y si algún día,
cuando lo que somos hoy ya no esté aquí,
se convertirá en diamante.
Lo rompí a mordidas.
¿Cuál es tu problema con el dosificador?,
preguntó mi amiga.
Mi querida Lucina,
el problema es que dosifica.
Hoy se fue mi gente y descanso viendo a las fragatas voladoras
que cortan el cielo con las patitas de su esmoquin.
El sol acuatiza detrás de un cerro
y encima hay una nube que forma un ángulo
para componer la constelación terrestre del
cocodrilo hambriento.
Unos rayos de luz intensa escurren
del intersticio entre la nube y la montaña;
son de textura brumosa y sabor a naranja.
Soy feliz de estar solo de nuevo.
Tenemos que pasar de producir más para muchos, a producir mejor (calidad) para pocos. Tenemos que mejorar nuestra distribución, tanto material como geográfica. Que lo económico sea sustentable, es decir, que la economía se centre en producir con calidad (inteligente y sustentablemente), y no en que sea más barato producir en masa para las masas.
El potencial de nuestra mirada da para infinidades, sin embargo no vemos más allá del horizonte, es decir, esa barrera que nos impone nuestro entorno.
Nuestro entorno nos determina, pero no tenemos porqué limitarnos a él; a eso.
La visión humana está limitada. Para una persona de 1.75, a no más de 3 kilómetros. Pero esa es sólo su visión horizontal; además, tenemos la hipotética ‘visión astronómica’, que logra alcanzar el punto al infinito. Lo que tenemos que hacer es observar con visión astronómica y no con la que está cooptada por nuestra ubicación tangencial respecto al planeta que habitamos.
El horizonte astronómico es más útil , pues quien observa con mirada astronómica, abarca más posibilidades y, automáticamente, amplía su horizonte.
Campo mexicano, congelada inspiración carretera
camuflada en la mimesis atemporal.
Mientras escribes a 150 km/h
el camino se pierde sinuoso entre valles y cerros
que fingen ser áridos pero son delatados
por un verdor que brinca aleatoriamente,
alimentado por raices manchadas por la mano del hombre
que vive vigilado por sus mercancías
con rigor panóptico.
En este terreno, el cacto es un rey tirano
que desconoce la división de trabajo
porque es dueño de su vida: fruto de su labor.
Estoy de pie en una galería
y el espacio se cierra a mi alrededor
mientras intento entablar una relación
con el cuadro que tengo enfrente.
Cada mañana tomo café con un primo que es hermano
y que desde Barcelona me observa
con ojos de de guitarra hechos de silicona sobre lino.
Ahora platico
con una amable señora
mientras dos niñas le enseñan a mi computadora
cómo montar su primera ola.
No puedo hacer mas que esperarla con ansia, deseándole suerte.
Gusto del sexo,
me comí suculento
suavemente.