Desde que te fuiste
tengo una basura en el ojo
de este huracán de emociones.
Hoy las nubes retratan
las lenguas de un fuego
congelado en el tiempo.
El viento elimina el exceso
de flores amarillas en el árbol
y las acomoda en la banqueta
abisal de una nostalgia
preservada a temperaturas
bénticas.