Es importante darse un momento para apreciar la belleza en todo; incluso aquello que podría parecer feo. Pienso en el ejemplo de la basura. Estoy viendo una servilleta arrugada y probablemente usada. En primera instancia, cuando uno ve la mesa, con migajas y el desorden general que presenta la composición (el arreglo de objetos sobre la mesa), no ve mas que eso: la mesa desordenada y sucia. Sin embargo en este momento,
no me importan ni el desorden ni la suciedad,
porque toda mi atención está enfocada
en la belleza de los pliegues de la servilleta;
en cómo está parada como si fuera la orgullosa columna de un templo griego,
cuando no es mas que basura.
A ella, a la servilleta, no le importa su condición estética respecto al resto de los objetos; ella sabe quién es y me lo ha hecho entender.