Category Archives: Liternaucia

Horizonte tangencial

El potencial de nuestra mirada da para infinidades, sin embargo no vemos más allá del horizonte, es decir, esa barrera que nos impone nuestro entorno.

Nuestro entorno nos determina, pero no tenemos porqué limitarnos a él; a eso.
La visión humana está limitada. Para una persona de 1.75, a no más de 3 kilómetros. Pero esa es sólo su visión horizontal; además, tenemos la hipotética ‘visión astronómica’, que logra alcanzar el punto al infinito. Lo que tenemos que hacer es observar con visión astronómica y no con la que está cooptada por nuestra ubicación tangencial respecto al planeta que habitamos.

El horizonte astronómico es más útil , pues quien observa con mirada astronómica, abarca más posibilidades y, automáticamente, amplía su horizonte.

Imagen-nota

Amanecí con una imagen en la cabeza: un tipo que escupe pequeños tipos como él. Supongo que tomé la imagen del pez que guarda a sus crías en su boca cuando hay peligro. Aún no sé cuál pueda ser la aplicación de esa imagen, pero mientras pensaba en ella desayunando, se me ocurrió contrastarlo con la idea del wifi built-in head. De ahí se me ocurre que puede haber un mundo donde hay dos tendencias humanas. Los bio-humanos y los tecno-humanos…

Palabras y combinatoria

Es una idea recurrente pero que no logro ordenar, y como el único documento que la contiene me estorba, voy a intentar articular lo que he estado pensando al respecto.

Primero, las letras del alfabeto forman palabras. El número de letras parecería ser limitado, sin embargo al poderse combinar, dan origen a lenguajes de ¿250,000 palabras? Lo que llama mi atención es que esas, digamos 250,000 palabras, son también combinables y entonces crean un conjunto ya bastante denso.

Pienso en un libro X, el que sea. Ese libro tiene Y número de palabras. Si cambiamos el orden de un par de palabras (intercambiamos el lugar de una por el de la otra), se convierte en otro libro. Si repetimos el proceso, tendríamos billones de libros.

Todo esto me hace pensar en que escribir no es mas que un problema de combinatoria.

Tres microrrelatos

La búsqueda de la integración de la tecnología con lo humano se aceleró y fue así que se logró con éxito el primer experimento en bioinformática.
El objetivo era conectar al cerebro humano con la red, y aunque la tecnología y los lenguajes estaban allí, el problema era el cuerpo humano: la máquina más compleja que haya estudiado el hombre.
Al final, la solución se encontró gracias a la medicina nanotecnológica. Una inyección de nanocitos que formaban un lóbulo artificial junto al área de Broca y eran capaces de recibir las señales de internet y traducirlas a impulsos eléctricos.

Hablas con las cosas esperando que te contesten, hasta que te contestan.
La primera vez que ocurrió fue cuando un joven autista en Sri Lanka vivía incomprendido en el orfanato que habitaba. Nadie se enteró.
La primera vez me contestó la pata de una mesa. En mi cabeza le hacía preguntas, mientras que mi boca repetía incesantemente su nombre: “pata de la mesa, pata de la mesa, pata de la mesa…”.
La primera vez que la escuché dijo “noventa” inmediatamente después de que mi cabeza pensara en preguntar ¿cuál es tu número favorito?
Hablar con las cosas me permite hacer magia.

Los curiosos sabían desde hacía tiempo que había investigadores trabajando en la teletransportación, pero Lorena nunca imaginó que viviría para probarla.
El proceso consiste en sintonizar los impulsos neuronales con las pulsaciones electrofotónicas emitidas por cualquier objeto.  Cualquiera. En el caso de la teletransportación entre personas, el sintonizado podía teletransportarse al cuerpo de otro sintonizado que estuviese dispuesto a hacer el cambio. Debido a las complicaciones para repetir los cuerpos, el procedimiento sólo se podía hacer a nivel consciencia.
Fue así como la humanidad aprendió a pensar en cabeza ajena. Literalmente.

Dos microrrelatos

EN MENOS DE 100 PALABRAS

En la noche, cuando Ernesto llegaba a casa después de trabajar, pasaba el resto de sus horas hablando con los objetos que encontraba en su casa. Una de las conversaciones más interesantes que tuvo fue con su módem, pues fue el primer objeto del cual pudo percibir respuesta. Ernesto no estaba loco. De hecho, después se daría cuenta de que la deficiencia estaba en el resto de la gente.
Fue un pionero que pasó a la historia como el primer ser humano en darse cuenta, si bien intuitivamente, de que nuestro universo es lingüístico.

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Somos uno, somos todo. Entendemos que simplemente somos porque el tiempo nos ha dotado con la capacidad de entendernos. Al entendernos, nos hacemos parte el uno del otro y cuando eso pasa compartimos no sólo lo que sabemos, sino también nuestras capacidades y lo que nos hace ser lo que somos.
Tomó tiempo, pero lo que alguna vez entendimos como manada, se transformó en sociedad, la sociedad en comunidad, y la comunidad en unidad.
Ahora únicamente podemos existir en conjunto y por eso hablamos en plural. Somos el planeta donde vivimos.

Pesadilla 1

Imágenes fragmentadas… televisiones en cuartos; una casa de tres pisos con distintos estilos. De pronto, de reojo veo como que las caras de las personas en las pantallas se distorsionan. Luego, con claridad puedo ver cómo algo “pasa” rápidamente a través de las pantallas. Al sumar ese factor me empiezo a espantar, e informo a los invitados en la casa. Ellos me ignoran, y yo mismo quiero ignorarme. Para confirmar, los llevo frente a una de las pantallas y la golpeo. Al golpear la televisión aparece mi propia imagen con esa distorsión o deformación. Me despierto sudando.

Sueño 1

Hoy fue la primera vez que tuve un sueño lúcido, o al menos semi-lúcido. Entre la sobredosis de Kraken y Perfect Sense (un menú muy británico), creo que me fui a dormir demasiado estimulado. Total que, creo que era alguien famoso, muy probablemente McGregor después de haber visto Perfect Sense, que se me acercó para decirme que no podía hacer algo. No terminó de plantear su sentencia cuando de pronto lo interrumpí diciendo algo así como “¡claro que puedo porque es un sueñoooo!”, mientras despegaba volando.
El vuelo no era tan veloz o tan controlado como yo quería, y pensaba, aún con ese ímpetu, que esto era mi sueño y que quería ir más alto; más rápido. Pero no funcionó y perdí el control. Corte.

Ya más cerca de la mañana, y tal vez entre ruidos de despertador que sonaban muy en el fondo, me encontraba en una casa. Era una casa rara, laberíntica, y había alguien que me guiaba, que conocía la manera en que se doblaban los espacios y los mecanismos en ellos escondidos. Fue una secuencia extraña en la que un poco de angustia era elemento constante.

Turing

Desde hace un par de días que una idea en particular revolotea en mi cerebro. La cuestión es la inteligencia artificial. En particular, la idea de Turing.

La informática ha concentrado sus esfuerzos, en cuanto al desarrollo de la inteligencia artificial, en torno a un modelo que se aproxime a la “perfección” de las capacidades de la mente humana. Es decir, se quiere programar un autómata que sea indistinguible a un ser humano en una conversación dada. Pero la búsqueda de esa perfección es por definición inalcanzable por un ser humano. Así, el problema es querer imitar a la perfección algo que es esencialmente imperfecto.

La programación que pasaría la prueba de Turing tiene que ser imperfecta; tiene que vivir en un autómata que sea capaz de decir “no sé”, o que se equivoque “honestamente”, no porque esté programado para equivocarse. Tendría que ser capaz de decir “tengo frío” cuando hace calor, y proporcionar un argumento fenomenológico del orden de “siento la corriente por mi espalda, sé que hace calor, pero yo tengo frío.”

Movimiento perpetuo

No es que nuestro universo se haya creado, simplemente continuó con su ciclo normal. El big bang es la inevitable consecuencia del aburrimiento que ocasiona estar solo. El universo se siente solo porque se permite ser una sola cosa. Cuando se da cuenta de que no tiene porqué estar solo, resuelve que debe estallar. El universo se ha dado cuenta de que en su explosión está el dejar de ser una sola cosa para ser, en cambio, todas las cosas. La conciencia universal se reparte en sus componentes individuales y empieza una historia que terminará cuando el universo se entienda como uno de nuevo. Es entonces, cuando todo está en armonía, que el universo deja de comunicarse porque se aburre de hablar consigo mismo. Llega al cero absoluto. Entonces, se condensa en aquél átomo primordial que precede al big bang. Y la historia comienza de nuevo.