Francis Bacon en Tokio

Nada como ver la obra de un artista que te interesa, en vivo. Simplemente no hay información que te pueda preparar para la experiencia uno-a-uno.

En el National Museum of Modern Art, tuve la suerte de encontrar una exposición de Bacon. Bueno, más bien fui al museo porque tenían esta exposición. La única expectativa que tenía, era que tuvieran aunque fuera una referencia (si no la obra en sí) de su cuadro: Study after Velázquez’s Portrait of Pope Innocent X. Fue por eso que al entrar, eché un vistazo rápido para tratar de encontrar la obra que por desgracia, no estaba. Sin embargo me di cuenta de que definitivamente había trabajo por hacer, pues esa estética que tanto me llama la atención, estaba presente en muchos de los cuadros de esta exposición que fue curada con esa atención al detalle que caracteriza a la sociedad japonesa.

Esto es un ejercicio para tratar de entender cuánto trabajo invirtió Bacon, antes de completar la obra en cuestión a partir de la obra mostrada en esta exhibición.

Según lo que veo, todo comienza en 1949 con el Study for Portrait. Es simple, pero la estética ya es evidente: un hombre sentado, las manos tensas sobre los descansa-brazos y la boca abierta; no necesariamente un grito audible, como el que se ve en el retrato del papa, pero tal vez un grito mudo o la simulación de un grito. Esta figura vive en una especie de cubo transparente que podría ser el ensayo de la jaula que encierra el papa.
 En 1953 hace un pequeño (40 X 60) estudio titulado Study for the Head of a Screaming Pope y es como ver un acercamiento de la obra que quería ver. Es curioso que incluso en una pieza tan pequeña, Bacon recurre de nuevo a la prisión de cristal.

1953 es el año del papa; es decir, es el año en el que pinta la obra pero además, pinta otros dos estudios que supongo que precedieron al Study after Velázquez’s Portrait of Pope Innocent X. El primero repite la jaula de cristal, pero el hombre que contiene es inexpresivo, lo único que existe es la intención de movimiento, como si estuviese a punto de levantarse. El segundo estudio juega con la figura pontificia y es un experimento cromático, como una prueba para ver cómo funcionan los colores.

Si bien el tema cambia, la estética persiste hasta 1961, aunque supongo que la etapa de fijación termina en 1955 con Figure Seated (The Cardinal). La falta de labios es terrorífica; tal vez más aún que en la composición de Study after Velázquez’s Portrait of Pope Innocent X (que es lo que más me llamó la atención en primera instancia). El miedo, o la habilidad para plasmarlo, son lo que hacen del cuadro uno de mis favoritos, y en el estudio de 1955 se nota que Bacon ha dominado la técnica para comunicar ese sentimiento. Y sin embargo se nota que ya está aburrido, pues el resto del cuadro es una caricatura: las piernas estiradas caben por completo en la silla; como si la silla fuera muy grande o el hombre muy pequeño, como las proporciones ya no fueran importantes y como mostrando que está listo para dar el paso hacia una nueva fase estética.

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