Trisomía atómica

En ese momento, las condiciones fueron tales que cuando esos dos átomos de hidrógeno se vieron a los ojos, no hubo nada que los pudiera separar.

Pero hubo otro momento en el que vieron pasar por ahí a un oxígeno. Fue imposible que la mirada de los dos no siguiera semejante espectáculo.

Se vieron a los ojos de nuevo, como aquella vez, hace ya tres diezmilésimas de segundo, y fueron a hablarle.

Primero se gustaron, pero luego se cayeron bien. Luego se corrió
 la voz y así nació el agua.

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