La renuncia de las musas

Usé ese título para un post que colgué para una novia tan fugaz, que en realidad no fue mi novia. El post tenía una contraseña que sólo ella conocía, lo cual de entrada ya es cursi. Pero la historia es tan padre, creo, como los experimentos con drosophilas ¿drosophilae? melanogáster. O sea, una historia de amor que duró menos de un mes.

Y digo amor porque pues, el amortz, pero creo que mis colegas en el bar fueron muy atinados al diagnostcarlo como un cuadro clásico de enculamiento (a pesar del drama de quinceañera que se extiende en mis cuadernos a lo largo de casi un mes).

Así que ahorrémonos el drama (me enamoré, eché toda la carne al asador muy rápidamente y me batearon. Punto) y pasemos directo a la moraleja. El amor está chido así: como experimento con moscas fruteras. Es un coctel de feniletilamina, dopamina, y de más; concentrado en una dósis intensa que te deja estúpido una semana, pero que te permite producir y trabajar. Lo mejor es que cuando te rompen la madre, el bajón también dura poco tiempo. Además, como nadie te compadece, el proceso de recuperación se acelera aún más.

Conclusiones:

El periodo de duelo de una musa es directamente proporcional al tiempo que fungió como tal. Por eso, si la musa te renuncia, es mejor que sea pronto. Corolario: entre más fugaz la musa, menos drama.
Frases célebres (ew):

“Querer contigo es como pescar con las manos” (variación: con hilo de seda)
.
Comparto tus antojos. Como si a través de tus gustos pudiera estar contigo.”

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